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Escuchando el conflicto que hay detrás del dolor.

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Tal vez ya has probado de todo.

 

Has ido a médicos, fisios, pastillas para el dolor, has cambiado tu alimentación, tus rutinas… pero el síntoma persiste.

 

El malestar sigue ahí, disfrazado de dolor físico, ansiedad, cansancio, enfermedades recurrentes o patrones que se repiten una y otra vez.

Esta fue mi historia hace tiempo.

 

Durante mucho tiempo sufría de dolores de espalda por desviaciones varias y dificultad para respirar que no se solucionaban con las sesiones de fisioterapia a las que solía acudir.

 

Sentía que aquello no era suficiente, por más voluntad y consciencia que pusiera. Y en este estado, una trata de sumarse a la corriente de la vida, pero andaba con una máscara, en mi caso, porque creía que al ser vulnerable podría rechazada y que confiar, dolía.

¿Y si te dijera que el síntoma es un símbolo que envía tu cuerpo para sanar?.

Pues si, entrando en la vivencia codificada en el cuerpo, es donde nace la medicina.

La biodecodificación parte de la idea de que toda enfermedad tiene un origen en un programa de adaptación biológico.

En la medicina convencional, el síntoma suele entenderse como una manifestación física o psicosomática de una enfermedad que debe ser eliminada o controlada. Sin embargo, corrientes como la Nueva Medicina Germánica (NMG) de dr. Hammer o  la Neurobiodecodificación de Corbera proponen una visión diferente: el síntoma (complejo y compuesto de físico, mental y emocional) no es un error del cuerpo, sino un mensaje que revela un conflicto biológico no resuelto.​​​​​

Los síntomas sería entonces:

  • Un lenguaje biológico mediante el cual el cuerpo comunica un conflicto interno relacionado con la supervivencia.

  • Una puerta de entrada para identificar la emoción o situación traumática que no ha sido procesada.

  • Y toda enfermedad pasa por dos fases:

    1. Fase activa del conflicto: El órgano se adapta para dar respuesta a la necesidad biológica a la situación que se vive como amenazante con un estado de alerta del organismo. 

    2. Fase de reparación: Cuando el conflicto se resuelve, el cuerpo inicia un proceso de recuperación que es cuando aparece el /los  síntoma/s (fiebre, inflamación, dolor) y que podemos apoyar con tratamientos coadyuvantes pero no con tratamientos que eliminan el síntoma.

Ejemplo: En mi caso, la columna es nuestro eje vital, el soporte que nos mantiene erguidos y nos permite avanzar. Una desviación en ella simboliza que la persona se siente “forzada” a ir en una dirección que no es la suya o que vive tironeada por demandas contradictorias.  Si se le añade hígado graso (enfado frustación) y la dificultad de respirar (la situación me axfisiaba y me sentía culpable por querer tomar otro camino), tenía una bonita fotografía de lo que en aquel momento estaba sintiendo. Me sentía sobrecargada por las exigencias familiares, dividida entre lo que yo deseaba y lo que se esperaba de mi.

Entonces no se trata de paliar solo el síntoma, sino de aprovecharlo para sanar de raíz, porque sino se repetirá. 

Fue cuando entendí que no se trataba solo de "arreglar" lo que dolía, sino de escuchar profundamente lo que el síntoma venía a decirme que pude conectar con todas las emociones y pensamientos repetitivos relacionados con esta situación.

Sanar es atreverte a atravesando el dolor no acallándolo con medicación.

También comprendí que muchas de mis vulnerabilidades no nacieron conmigo, sino que venían siendo compartidas por mi sistema familiar y social y que era mi propia transformación que transformaba mi familia, mi entorno, mi red, el tejido del que formo parte. Y esa es otra de las medicinas.

Cuando traspasas el dolor y comprendes de qué estaba hecho, te conviertes sin quererlo en un faro para otros.

 

Porque detrás de un gran dolor hay un gran amor y compasión, dos fuerzas que renuevan al mundo y lo convierten en un lugar más amable para todoªs.

Te respondo tan pronto como me sea posible.

Muchas gracias.

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Dnaza

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